Todo comenzó en un pequeño despacho de Vigo cuando Marina Valdés y Roberto Chen se conocieron en una conferencia sobre tecnología móvil. Marina, con experiencia en diseño de interfaces, había notado que muchas personas querían crear juegos pero se sentían intimidadas por la complejidad técnica. Roberto, programador con años en la industria del gaming, compartía esa misma inquietud.

Durante esos primeros dos años, desarrollamos nuestra metodología única: dividir proyectos complejos en pequeños logros alcanzables. No queríamos ser otra academia más que prometiera empleos imposibles, sino crear un espacio donde realmente se pudiera aprender paso a paso.

El primer curso lo probamos con 12 estudiantes de diferentes edades y backgrounds. Recuerdo especialmente a Carmen, una contable de 45 años que siempre había querido hacer videojuegos. Su primer proyecto fue un simple juego de memoria, pero la satisfacción en sus ojos cuando funcionó perfectamente nos confirmó que íbamos por el buen camino.

La pandemia nos enseñó algo inesperado: la educación online podía ser increíblemente personal cuando se hace bien. Mientras otras plataformas se centraban en videoconferencias masivas, nosotros apostamos por grupos pequeños y seguimiento individual.

En 2022 incorporamos nuevas especialidades como desarrollo con Unity y diseño de personajes 2D. También creamos nuestro sistema de mentorías, donde estudiantes avanzados ayudaban a los nuevos. Esta decisión surgió de manera orgánica cuando vimos que muchos graduados querían seguir conectados con la comunidad.

Fue durante este período cuando desarrollamos nuestro enfoque diferencial: en lugar de prometer trabajos inmediatos en la industria (algo poco realista), nos centramos en que cada persona pudiera crear sus propios proyectos y entender realmente la tecnología. Los resultados hablan por sí solos.

Este último año ha sido de reflexión y mejora continua. Hemos refinado nuestros programas basándonos en el feedback real de más de 3,000 graduados. No nos interesa crecer solo por crecer, sino mantener la calidad que nos caracteriza.

En 2025 estamos introduciendo nuevos formatos más flexibles, pensados especialmente para personas que trabajan o tienen responsabilidades familiares. También hemos creado una red de colaboración entre estudiantes que ha generado más de 50 proyectos colaborativos independientes.

Lo que más nos emociona es ver cómo nuestros estudiantes desarrollan confianza tecnológica. No todos se dedicarán profesionalmente al desarrollo de juegos, pero sí han ganado una comprensión real de cómo funciona la tecnología que les rodea. Eso, creemos, es infinitamente más valioso.